22/06/2017
Vivir implica, nos guste más o menos, morir en algún momento. Sin embargo, pese a la natural relación que existe entre la vida y la muerte, nuestra cultura se empeña en ignorarla, en bloquearla, y en hacer como si realmente nunca fuésemos a pasar por ello. Eso significa que el tema no surge de manera natural y que aquellos que quieren expresar sus deseos más personales sobre cómo afrontarla se encuentran prácticamente solos. Y para resolver esa necesidad, al tiempo que para cambiar ese concepto cultural de bloqueo a la muerte surgen los Death Coffee.
¿Tiene sentido reunirse con desconocidos para hablar de la muerte?
Socialmente hablando, las personas tenemos la necesidad de compartir nuestros sentimientos, nuestras emociones y nuestros deseos con otros. El problema es que a la mayoría le resulta muy extraño sacar temas como la donación de órganos, la forma del rito funerario, o qué hacer si se está en una enfermedad terminal con los suyos. Muchos temen que hablar de ello atraiga a esa muerte que a todos nos llegará. Otros simplemente ven cómo se les eriza la piel solo de pensar en tener la conversación. Con extraños, en un ambiente natural, todo es más fluido. Los Death Coffee pueden permitir sacar de dentro todo eso que ha estado oculto.
Para entender el origen de estas prácticas hay que remontarse a Bernard Crettaz, un sociólogo y antropólogo preocupado por retomar los ritos mortuorios de su infancia en Suiza. En su vida urbana apenas existían. Así que, en 2010, lanzó su idea y se celebró el primer Café Mortels en París. Sería el primero de los muchos Death Coffee que hoy se llevan a cabo alrededor del mundo.
Hoy en día, una de las personalidades que más activa se mantiene entorno a los Death Coffee es Naomi Richards. Esta licenciada en Antropología Social por la Universidad de Edimburgo participa y organiza muchos de esos debates sobre la muerte del sur de Escocia. Ella afirma que no tener reglas y que se pueda expresar fácilmente lo que te venga a la cabeza sobre un tema tan tabú en la sociedad es ampliamente positivo para quienes acuden a estas reuniones.
Los cafés sobre la muerte en España
En nuestro país la tendencia también se ha convertido en algo tangible. De hecho, HU-CI (Humanizando los Cuidados Intensivos) es quién se encuentra detrás de estas convocatorias. Se realizan en más de 20 ciudades, y lo cierto es que están cosechando muchos éxitos. Sus organizadores afirman que a los participantes les resulta mucho más simple abordar la temática con desconocidos que también quieren hablar de ello. Las voluntades anticipadas, lo que te queda por hacer antes de morir, preguntarse sobre si hay algo más, la donación de órganos, dónde morir, o si enterrarse o incinerarse suelen ser las cuestiones más frecuentemente mencionadas por los que acuden a los Death Coffee.
Si estamos ante algo por lo que todos debemos pasar ¿Por qué no pensar y hablar abiertamente de ello? Está claro que la idea no puede hacer ningún daño ¿No crees?
Fuente: El Mundo